Había dos mellizos, un niño y una niña, tan inteligentes y precoces que, ya en el seno de su madre, hablaban entre sí.
La niña preguntaba al niño: “Según tu, ¿habrá vida después del nacimiento?”.
Él respondía: “No seas ridícula. ¿Qué te hace pensar que haya algo fuera de este espacio estrecho y oscuro en el que nos encontramos?”
La niña, reuniendo valor, insistía: “¿Quién sabe? Quizás exista una madre, alguien que nos ha puesto aquí y que cuidará de nosotros”.
Y él: “¿Acaso ves tu una madre por alguna parte? Lo que ves es todo lo que hay”.
Ella de nuevo: “Pero no notas tu también a veces como una presión en el pecho que aumenta día a día y nos empuja adelante?”.
“Pensándolo bien, respondía él, es verdad, la siento todo el rato”.
“Ves, concluía triunfante la hermanita, este dolor no puede ser para nada. Yo creo que nos está preparando para algo más grande que este pequeño espacio”.
Visto en ¡Qué bellas son tus tiendas!
2 comentarios sobre “Los mellizos y la vida eterna”