Elecciones y crisis en clave humana

«La democracia será cristiana, o no será». La frase se le atribuye a Robert Schuman, uno de los padres de la Europa que conocemos. Hoy, Europa «no es». Se está haciendo pedazos poco a poco y todo el mundo se sorprende. Le echa la culpa a los bancos, a los especuladores, a los políticos… Pero nadie comprende que la crisis no es una cuestión económica.

La Europa que parece que se desmorona, es la Europa que se negó a incluir sus raíces cristianas en su tratado fundacional. La Europa que basó sus raíces en la economía, pese al grito de Juan Pablo II diciendo: «¡Europa, sé tu misma!». Y como el que edificó sobre arena, se la está llevando las aguas. Si algo se aprende con el tiempo es que nada ocurre por casualidad y que todos los reinos pasan, menos uno.

Ya lo dije cuando tocó votar la Constitución Europea. El dinero no une a las personas, las separa. Aparentemente, mientras hay dinero, nadie se queja, pero en el fondo, todos saben que cuando se acabe el parné, se acaba la fiesta. Los europeos no creyeron en esa constitución, porque estaba falta de espíritu. Los franceses o los belgas no entendían que la moneda les uniera a los daneses o a los españoles. Y tenían razón. El ser humano, por naturaleza, es egoísta, y es por ello que el dinero no puede ser factor de unión, sino de discordia. Por tanto, la Unión Europea sólo puede alcanzarse por medio de aquello que nos une de verdad, aquello que hace  que seamos capaces de preocuparnos del otro, por encima de las necesidades propias. Y eso no lo consigue una moral estatal descafeinada impuesta en Educación para la Ciudadanía. Pues, como decía un amigo mío a su profesor de ética, si soy más fuerte que el otro, soy capaz de evitar las consecuencias, y además, estoy convencido de que no hay Dios que vaya a juzgarme, ¿por qué no puedo robarle? ¿Qué me lo impide?

Uno de los mayores perseguidores de esta herencia cristiana europea ha sido la propia España, con su presidente a la cabeza. Zapatero ha sido el gran perseguidor de la Iglesia, de la cultura cristiana. Es el Nerón de nuestra época. He oído más de una vez con sorna que si Dios es todopoderoso, ¿por qué dejaba gobernar a Zapatero? Suelo responder con la anécdota de Stalin, que se reía de Pio XII preguntando que de cuántas divisiones de tanques disponía el Vaticano. Varias décadas después, y con un Papa polaco al frente de la división de mártires que es la Iglesia, el Comunismo se deshizo. La historia nos dio una lección que parece que muchos políticos no aprendieron.

Ayer cayó el todopoderoso Zapatero. Ayer era la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo. Rajoy debería tomar nota. A buen entendedor…

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5 comentarios sobre “Elecciones y crisis en clave humana

  1. Bastante de acuerdo.
    Dios siempre está con los necesitados… y la Iglesia apoya al necesitado aunque sepa que después va a perder influencia (p. ej., en la Polonia democrática), porque sabe que tiene que estar con el reprimido, el esclavizado en el socialismo real, es decir, con las personas.
    Lo que tal vez muchos ignoren es que el cristianismo, al menos simbólicamente (ya llegará el momento en que también ideológicamente) sí está en la base de la Unión Europea y que la circunferencia de 12 estrellas de la bandera representa la corona de la Virgen María. Espero que la legión de ignorantes que supuestamente rigen los destinos de la UE no se lancen al cambio de bandera.

  2. ¡Vosotros juzgareis a las naciones! ¿juzgar a los presidentes y a los políticos del pueblo?: Vosotros que habéis destruido la economía los empleos y tenéis en vuestra casa lo robado al contribuyente. ¿Por qué trituráis al pueblo y aplastáis la cabeza de los desvalidos?

    ¡Ay del político y del juez malvado!: le irá mal, le darán la paga de sus obras.

    Casi hemos echado a la ineptitud que ha arruinado a España, la ha dejado en la más ridícula situación internacional, ha puesto en el paro a cinco millones de españoles, claudicó ante el terrorismo y los nacionalismos más separatistas….

    Entiendo a todos los que quieran librarse como sea del socialismo y para ello se ha elegido al Partido Popular. Aunque debieramos hacerlo con la mano en la nariz. Porque no huele nada bien. Pero estamos ante un dilema, otra vez el mal menor.

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